Una pieza que se pierde y el comienzo de un nuevo collar. Como dar nueva vida a una joya que se ha perdido.
‘P’ perdió uno de los pendientes que su madre le regaló hace mucho tiempo, pero se había guardado el que le quedaba para hacerse algo con él. El qué y el cuándo lo decidiría el tiempo.
Siempre le había gustado un collar de su hermana, un diamante engarzado y colgado de una fina cuerda de cuero. Así que, ¿por qué no hacerle el colgante que siempre había querido con el pendiente que guardaba desde hacía tiempo?
Le haría una versión del colgante de su hermana, de este modo ambas compartirían el diseño de una joya. El pendiente transformado en collar.
El proceso
Desmonté el diamante del engarce que lo mantenía sujeto para después cortar el perno y sustituirlo por una anilla.
El pendiente estaba formado por dos aleaciones de oro diferentes: el engarce del diamante en oro blanco y el perno en oro amarillo. Como el perno en el pendiente no se veía no importaba, pero en el caso del colgante la diferencia de color si que sería visible. Decidí emplear oro blanco para la anilla, unificando así la apariencia.
‘P’ es una mujer mediterránea y de mar, quería un colgante que no necesitara quitárselo para bañarse en el mar. Por ello, decidí emplear cuacho para la correa del colgante, un material más resistente que el cuero a los ambientes húmedos.
El resultado
Un collar sencillo, una joya transformada, una nueva vida a una pieza muy especial.
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